martes, 26 de abril de 2011

Gonzalo Rojas no ha muerto




Los cómplices

Te decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse.

Gonzalo Rojas

jueves, 21 de abril de 2011

Correr y volver

Adelanto dramas forzados
en la brevedad de nuestro aliento
sueño porque donde dije lo siento
quise decir siento

Necesito adivinar el giro
que nos volvó
mar adentro
la ingenuidad de mi mareo
la tierra que se me quedó
y consiento

Corro corro
y el túnel vivido aparece
cabaña eterna en el recuerdo

Vuelvo vuelvo
anestesia de los pies
y tiemblo

Que en la verdad de la duda
lecho y muerte
son el mismo hecho
cierto

MFL.

miércoles, 20 de abril de 2011

Exposición Zaragoza: Visión emocional de una ciudad

Texto que expongo en el Museo Camón Aznar de Zaragoza,junto con otros escritores, fotógrafos, arquitectos, etc., con motivo de la exposición Zaragoza: Visión emocional de una ciudad, hasta el 5 de Junio.


Laberinto de certezas


La ciudad describe caóticamente los pasos que nos vieron llegar. Es la primera luz del mundo, antes del mundo mismo. Si trazamos nuestras idas y venidas descubrimos que en el espacio vamos tomando forma y que, quien salió un día por la puerta, fue para penetrar en lo desconocido y lograr reconocerse. Caminamos entre la firme creencia de pisar allá donde no caemos y la deseada necesidad de volver allí donde ya estuvimos. Somos el germen de un eterno regreso.
El trazado de Zaragoza es un laberinto de pasiones sin nombre, el rastro de un animal que no se ha inventado, la huella que dejaron los acontecimientos y la historia de sus historias.
Las calles y sus silencios, las puertas entreabiertas, el cielo siempre expuesto como escenario del crimen perfecto puede que sean la única certeza de que hemos vivido.

lunes, 4 de abril de 2011

La pasionaria: lapa

La pasión es clavar los dientes en carne fresca
y olvidarse de tragar.



Decía Anaïs Nin en su segundo diario (1934-1939):

"De cada dos frases que pronuncia Rank, una empieza por: "Tengo una idea". El descubrimiento del significado es lo que embellece y pronfundiza la experiencia. Ningún objeto, ningún ademán, ningún acto dejan de estar iluminados por el significado."